martes, 23 de octubre de 2018

Dignidad ante el trabajo



Por: Alfredo Ballesteros (caminantecubano@gmail.com)

Digno de reconocimiento es el deber cumplido por convicción y principios. Causa gratitud escuchar alagos sobre el trabajo bien realizado. Sin dudas,  compromete y estimula a trabajar con mayor responsabilidad, calidad humana y profesional.

El Hotel “Caribeño” anteriormente “Carnero” en Contramaestre, es el sitio donde artistas foráneos y muchos visitantes a nuestra ciudad se hospedan. Una tarde realizamos la reservación correspondiente para un intelectual de las letras que participaría en uno de nuestros espacios culturales y necesitaba alojamiento. Desarrolladas las actividades se marchó comunicándose con nosotros (miembros de la AHS) días después: Había extraviado su moderna cámara fotográfica y no sabía en cuál de las escalas desde La Habana hacia Contramaestre la habría perdido, el Hotel era una vaga opción, el por si acaso.

– Si la cámara se quedó en el Hotel, está ahí -, le dije con seguridad. La búsqueda no fue inmediata, varios días después encontramos a Nelson administrador del mencionado hotel, quien nos llamaba con insistencia. Al instante recordé la cámara. Luego del afectuoso saludo preguntó si el artista que días atrás se habia hospedado en el hotel, había perdido algo, -una cámara-, contesté. Me invitó a recogerla, desde el departamento de alojamiento se la habían entregado. Al mes siguiente, el escritor regresó a Contramaestre y reconoció la dignidad de este colectivo a la vez que dio las gracias en más de una ocasión. Por supuesto, volvió a hospedarse en el Hotel.

Entusiasmado, al ver que las necesidades económicas no mellan la moral de trabajadores dignos indagué al respecto con Rebeca, jefa de alojamiento. Me contó varios hechos similares pero el que más me impactó fue el de un reloj muy caro encontrado en una de las habitaciones.

“–El huesped se fue y olvidó su reloj -cuenta Rebeca con la ternura que la caracteriza en el diálogo-, no sabía donde localizarlo, era de otra provincia, pero lo guardé esperando a que un día volviera. Pasado más o menos seis meses regresó, pasó por la barra de la instalación  y, luego de estar un rato le comentó al cantinero que tiempo atrás se había hospedado aquí y al irse olvidó su reloj. Quien sirve en la cantina le orientó que pidiera permiso en la carpeta y me buscara en el segundo piso, que si su pertenencia se había quedado aquí, lo teníamos guardado. Veo al señor llegar a la puerta de la habitación que limpiaba junto a otras compañeras, al preguntar por Rebeca, respondo, -Una servidora-.Me cuenta la historia del reloj, me describió el mismo y le solicité permiso para ausentarme un momento. Fui a mi oficina y se lo traje. No lo creía, me dijo que sinceramente era algo increíble. Tomé sus datos, lo anoté en la libreta de control mía y se lo devolví, se fue complacido y reconociendo nuestro trabajo, que es un deber”.

También supe de un matrimonio quienes por razones de trabajo se encontraban en el municipio hospedados en el hotel, al irse, la esposa olvidó su anillo de compromiso en la mesita cerca de la cama. El mismo contenía un gran valor monetario y sentimental. Al darse cuenta el esposo, desesperado se comunicó con el administrador días después y, efectivamente, el anillo esperaba por su dueña.

Estoy seguro que lo narrado no es un hecho aislado, que en muchos sitios de Cuba trabajan personas comprometidas con el público que aman la labor que realizan mediante la cual se ganan honradamente su salario. Por supuesto, también sabemos que sobran ejemplos contrarios, los que hay que combatir.

Sucesos como estos que pudieran pasar como normal, como simple cumplimiento del deber, cobran prominencia en una sociedad donde se repite hasta el cansancio “los valores están perdidos”, “los salarios no alcanzan” y con eso justifican denigrantes actitudes. Acciones como estas desde el Hotel Caribeño en Contramaestre se repiten diciéndonos que cambiar las manifestaciones negativas depende de cada uno de los cubanos, que lo que no debe de existir es carencia en el alma, ni de principios morales.

Conozco de cerca el Hotel Caribeño, en el cual el 5 de febrero de 2012 se improvisó una cabina de radio y transmití en vivo, durante la revista “A Primera Hora” de Radio Progreso detalles de las actividades por el centenario de la ciudad. También conozco a su colectivo de trabajadores. Por ello, considero oportuno a través de mi blog escribir unas líneas de reconocimiento a su trabajo que se conviertan en estímulo para continuar adelante. Martí viene a mi mente y termino con él este texto: “Reconocer a los que cumplieron con su deber es la forma más eficáz que se conoce de estimular a los demás a que lo cumplan”.