miércoles, 29 de agosto de 2018

Facundo y Consuegra no deben dirigir en Cuba

"¿Con cuántos como Facundo y Consuegra nos encontramos diariamente, esos que no quieren apoyar procesos culturales o de desarrollo porque, sencillamente, no los entienden?"

Por: Alfredo Ballesteros Alfonso (caminantecubano@gmail.com

El espacio televisivo humorístico “Vivir del Cuento” puso el dardo en el centro con en su emisión del lunes 20 de agosto, cuando ilustró, mediante ficticios funcionarios públicos, la ineptitud de algunos que si desempañan responsabilidades de rigor: Los compañeros Consuegra y el archiconocido Facundo, encarnaron a quienes desde sus puestos no escuchan, al contrario, lo entorpecen todo. Creen que un cargo trae adjunto el don de la sabiduría plena, liderazgo o cultura de diálogo, herramientas necesarias en los momentos actuales. 

Se acerca el aniversario 500 de la Villa de La Habana y los vecinos de la comunidad donde vive Pánfilo, como proyecto de desarrollo local propusieron realizar un taller de manualidades, esto se convertiría en fuente de empleo para amas de casa y por supuesto, dignificaría el territorio. A Facundo, el dirigente que supuestamente representa al barrio, no le pareció bien la idea. A su juicio era mejor una caldosa y algún sencillo juego en la comunidad. Proponía una “pantalla” que mostrara un supuesto funcionamiento y unidad entre los vecinos. Estos insistieron en su plan inicial, creían que era una buena idea y algo que perduraría. Pánfilo mostró el periódico con la información sobre proyectos de desarrollo locales y ante la negativa de Facundo preguntó dudoso, que si todo lo que salía en la prensa era verdad. Facundo al sentirse aludido sacó al ardid burocrático debajo de la manga: Tengo que consultar eso con mis superiores –dijo-. Es cuando entra en escena el compañero “Consuegra”. En casa de Facundo (ambos dirigentes) traman como hacer agua la idea de los vecinos, porque era demasiado trabajo. 

En cuántas oficinas pasara algo parecido. La insensatez y la falta de visión, de esos que creen que algo es malo o no tiene importancia porque lo valoran desde su perspectiva personal, los vuelve incapaces de entender la voluntad de las masas a las que representan. A casa de Pánfilo llegaron Consuegra y Facundo luego de acordar la aplastante acción que cometerían. Ya todos trabajaban entusiasmados, de pronto, el improvisado dirigente (Consuegra) empezó su verborrea con lenguaje completamente técnico, creando tal barrera en la comunicación que nadie, a no ser él, supo lo que dijo. Y, por supuesto, Facundo, siempre de acuerdo con “su jefe”. 

Tiempo después al saberse que Consuegra había sido demovido de su cargo ya que sus métodos no se ajustaban a los momentos actuales en los que se necesita transformación en el discurso y la acción, se retomó la idea que, Facundo, esta vez dijo apoyar a ultranza. ¿Con cuántos como Facundo y Consuegra nos encontramos diariamente, esos que no quieren apoyar procesos culturales o de desarrollo porque, sencillamente, no los entienden? Con diversas acciones se defiende y se representa la nación.

El país no avanza solo con la agricultura, la zafra y menos, la feria del pueblo (en la que se expenden caros alimentos). A la gente también le hace falta inyectar su espíritu, disfrutar de recreaciones que no sean las que abundan: el binomio de música que viola la estética, el gusto y la política musical establecida junto a la cerveza, que nunca falta porque se necesita ingresar a la economía. Si desde las cuadras crece el país, como versa la canción, entonces ¿por qué no atender y apoyar buenas ideas y proyectos desde el barrio o el municipio que pueda beneficiar a muchos? 

Realmente, las acciones de personajes valientemente denunciados en el programa más seguido de la televisión cubana, abundan. Las propuestas realizadas deben de tomarse en cuenta, que los dirigentes se adapten a los tiempos, a los cambios como lo exige el momento histórico, y si no que la misma dirección del país, esa que exige hoy, a la vez que demuestra un cambio en la mentalidad y de la manera de hacer, los libere de sus cargos, en los que se creen intocables, para no entorpezcan, desde los territorios, el desarrollo de la nación. 


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