“Hoy mi madre, quien pertenece al bando de los agradecidos recuerda aquella fecha hace 35 años, resalta la figura de Fidel y continúa comprometida con la patria” |
Por: Alfredo Ballesteros Alfonso (caminantecubano@gmailcom)
Mi madre, médico de profesión, durante largas conversaciones me
comenta sobre sus inicios en la carrera de medicina, sus experiencias en
el trabajo, así como minuciosos detalles de su misión internacionalista
en Bolivia. Soy su biógrafo.
Del país andino trajo valiosos recuerdos, desde salvar vidas como anestesióloga e intensivista, visitar dos veces La Higuera donde cayeran en combate el Che, Olo Pantoja y sus compañeros de lucha, hasta llegar a ser reconocida como la mejor directora de hospitales “a tu mamá la conoce toda la misión cubana en Bolivia, se habla mucho de ella y de sus resultados de trabajo”
me comentó en entrevista una colaboradora de la misión educativa. Me
erizaba de orgullo cada vez que recibía un mensaje parecido. Mi madre,
estaba en Santa Cruz de la Sierra, el corazón económico de Bolivia, pero
también el centro de la oposición al gobierno del Presidente Evo
Morales.
Esta carrera de éxitos tuvo su arrancada un día como hoy hace 35
años. El 12 de marzo de 1982 se reunieron en La Habana un grupo de
adolescentes que terminaban el 12 grado y vestían uniformes de diversos
colores. Fueron convocados por el Comandante Fidel Castro. Salieron en
tren, llevaban banderas y carteles de identificación, pero sugirieron
guardarlas para no llamar la atención y así dar una sorpresa a toda Cuba
cuando llegaran a la capital.
Muchos de ellos como mi madre, nunca habían visto una gran ciudad.
Hijos e hijas de obreros, campesinos, personas humildes iba al añorado
encuentro con Fidel el que ocurrió como estaba previsto a las ocho de la
noche de aquel 12 de marzo. “Al entrar Fidel hubo ovaciones, ver
aquel hombre tan elegante, tan alto, tan admirado por los que estábamos
allí, era algo que nos costaba creer”, -cuenta mi madre.
Después de que el Comandante de la Sierra conversó con los jóvenes
expectantes, dejó inaugurado el primer destacamento de Ciencias Médicas
Carlos J. Finlay. Fidel les presentó el uniforme blanco y azul que
usarían y los exhortó a prepararse y a estudiar para que se formaran
como buenos profesionales de la salud. Antes de irse los retó al
decirles “Vamos a ver cuántos de ustedes y yo nos vemos aquí dentro de seis años”.
A los seis años en 1988, Fidel volvió al Carlos Marx para
reencontrase con muchos de los mismos jóvenes, pero ya no iban con
uniformes de varios colores, ya no eran adolescentes. Iban con su
uniforme azul y blanco y graduados de médicos. Regresaban a La Habana
luego de una ardua carrera que los había forjado para futuro. Cumplirían
su misión de salvar vidas dentro y fuera de la isla.
Hoy mi madre, quien pertenece al bando de los agradecidos recuerda,
entre los quehaceres de la casa aquella fecha. Resalta la figura de
Fidel y continúa comprometida con su patria, sus ideales, con los
pacientes y con la institución donde trabaja, el Hospital General
Docente Orlando Pantoja Tamayo de Contramaestre.
Ella, ha sido fiel a la profesión que escogió al igual que muchos de
sus compañeros de trabajo que hoy también recuerdan este memorable día.
Muchos están en la patria, otros, del otro lado del mar llevando la
salud a pueblos humildes.
Foto: Dra. Maria Eugenia Alfonso en Valle Grande, Bolivia. Año 2008.
No hay comentarios:
Publicar un comentario