Por: Alfredo Ballesteros Alfonso (caminantecubano@gmail.com)
Olvido y morosidad puede percibirse en la plaza central de
Contramaestre Orlando Pantoja Tamayo (Olo). Desde octubre de 2015 se
encuentra en reparación y aún no se vislumbra el fin esperado. Nadie
explica la demora.
La estatua de Olo a medio hacer quedó bajo lluvia, sol y sereno. Los
que apreciamos en el conocimiento de la historia local la más genuina
forma de expresión del patriotismo estamos preocupados por la
desatención que se muestra. En octubre de este 2017 se cumplirán 50 años
de su muerte junto al Che en la guerrilla boliviana.
Cayó en combate el día 8. Al Che lo asesinaron un día después. Tres
décadas estuvo Olo al lado del Che enterrado en La Higuera, Bolivia, uno
a continuación del otro en una fosa común. Hoy, descansa en Santa Clara
y su nicho se encuentra a la izquierda del Guerrillero Heroico. La
vida, la muerte y la historia, los mantienen unidos.
Es muy triste el olvido cuando se reconoce y respeta la valía humana y
revolucionaria de un hombre como Olo. Un hombre humilde que nunca pidió
monumentos. Por último, para disfrazar el atraso, el bloque de mármol
fue cubierto con un nylon negro.
Hoy, enseñar la historia local a los más jóvenes se convierte en
herramienta para fortalecer patrones de identidad. El “no olvidar la
historia” no debe ser solo una consiga. ¿Cómo lograr que los jóvenes
tomen como paradigmas a héroes y mártires que apenas conocen? ¿Quién
explica al pueblo que ese bloque sin terminar, un día mostrará el rostro
de un hombre lleno de valores humanos y patrióticos como Orlando
Pantoja.
Contramaestre necesita llenar vacíos históricos. Debemos dejar la
costumbre de recordar acontecimientos solo en las fechas en que
ocurrieron. No deben mencionarse a quienes lo ofrecieron todo, incluso
hasta la vida, en fechas de natalicio o muerte solamente. De esta manera
la historia se enfría y con ella el amor a la patria agradecida.
Escribir sobre estos temas en Internet puede causarle molestias a
algunos funcionarios de oídos quienes aseguran que por esta vía “se le hace el juego al enemigo”
y que los problemas no se llevan a las redes sociales, sino se analizan
internamente para buscar soluciones. ¿Qué hacer después de advertir una
y otra vez corriendo el riesgo de ser tildado de hipercrítico? Llega el
momento que no sabes donde hay una tele-pantalla de Orwell* esperando el más mínimo desliz para torcer tus palabras y descuartizarte.
Raúl Castro en el 7mo Congreso del Partido aseguró que los problemas
hay que decirlos pero sobre todo enfrentarlos. El Presidente cubano
llamó a eliminar el inmovilismo y el temor a la hora de expresar una
verdad cuando dijo “…Lo peor que puede hacer cualquier persona honesta, comunista o no, es quedarse cruzados de brazos ante un problema…”
*George Orwell: Autor del libro 1984
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